WE HAVE A DREAM:
Por: M. Alan Valdivia
G.
“Vive cada día como si fuera el último”
A la fecha de la publicación de este post, se
estima que la población mundial asciende a la exorbitante cantidad de 7 217 792 500 habitantes (Siete mil doscientos
diecisiete millones, setecientos noventa y dos mil quinientos habitantes), según la página worldometers.info, donde se
actualizan en tiempo real este tipo de datos. Es difícil visualizar esta cifra,
y aún más difícil, concebir sus implicaciones.
Tan sólo a la luz (después de un “cálculo de servilleta”), le tomaría poco
más de 10 segundos recorrer una fila de
toda la población habiendo “tomado distancia” (algo así como una brazada de separación),
y si bien seguimos vivos (aunque todo parece indicar que al borde de una
moderna versión de la “catástrofe Malthusiana”), es natural preguntarnos si lograremos mantenernos
con vida, al menos para ver a DiCaprio ganarse un óscar. Pero, ¿por qué esto es
un problema?
“Más vale viejo conocido que nuevo por conocer”
En
la naturaleza, la selección natural (descrita por Darwin en “El Origen de las
especies”, 1859) actúa como control poblacional, no vemos especies sobre
pobladas como la nuestra por lo que nos hemos preguntado cuándo se salió de
control nuestro crecimiento. En el año de 1792 se publica “El contrato social”
por Jean-Jacques Rousseau en donde describe cómo el hombre acepta vivir en
sociedad aspirando así a los beneficios que de ésta emanen. Durante la revolución industrial logramos
producir satisfactores que permitirían el aumento de la longevidad humana. Producto
de éstas etapas, creímos que dejar el estado natural no sería un problema
mientras pudiéramos producir los satisfactores de acuerdo al tamaño de la
población, y, considerando que nuestros recursos y los medios de producción
definen un límite para la producción y considerando que el progreso implicó
evitar pedirle opinión a la selección natural, ¿dónde queda el límite para nuestro
crecimiento? Gracias a los avances de la
medicina, al procurar preservar la vida, comenzamos a “decidir” quién podía
vivir, pero …
“This is usually the
part where people start screaming.” –Sylar: Heroes: 0.07%
En
la serie “Heroes”, durante el episodio 0.07%, el “villano” explica porque el 0.07%
de la población mundial, equivalente a las personas que habitan NY, deben “desaparecer”
(esperando que las comillas suavicen la sugerencia) con el objetivo de salvar
al resto. Si bien ésto cae dentro de la ficción, no podemos simplemente ignorar
sus implicaciones. ¿Tenemos que tomar una decisión?, Si bien hemos de no optar
por no hacerlo, ¿Cuál sería el “caso default”?
“Al buen entendedor, pocas palabras”
Retrocedamos
un momento. Érase una vez una sola clase Z. Con el tiempo se vuelve sociedad y por
razones que van más allá de esta explicación se dividió en A y B, A tiene los medios de producción y la
riqueza, B los trabaja y produce satisfactores. La población aumenta y se
requiere producir a una tasa superior, nace C, la clase que mejorará, usando la
riqueza de A, los medios que trabaja B aumentando así la producción. Eventualmente
C logra prescindir de la clase B para la producción de los satisfactores que A
y C requieren. ¿Qué sucederá con B?
La
idea de las máquinas reemplazando al hombre en el sector laboral es seguramente
más vieja que la llegada de la máquina de vapor
de James Watt y si bien un “Elysium” no esté a la vuelta de la esquina
es evidente que es la dirección que la
civilización está tomando. ¿Será que este es el escenario que hemos elegido por
omisión?
Aunque
no tengamos una separación geográfica como en la mencionada cinta (espacial,
pues), sí lo estamos separados en varios aspectos. Hace algún tiempo, recuerdo
haber escuchado un comentario interesante (de cuya fuente no logro acordarme)
acerca de la paulatina extinción de las naciones y el dominio de las corporaciones
en el mundo, de tal suerte que las ciudanías pasarían a ser sustituidas afiliaciones
a empresas “trasnacionales”. Si bien no logro imaginarme a los
“Coca-cola-rnianos” o a los “Microsoft-tecos”, sí puedo imaginar los posibles
daños a la civilización, claro si antes no terminamos matándonos los unos a los
otros.
Dicho
esto, parece buen momento para señalar culpables, pero lamentablemente no
tenemos tecnología suficiente parar manufacturar un espejo del tamaño del mundo
después de todo. Aun así me atrevería a pensar que se trata de un problema de
concepto.
“Hay más felicidad en dar que en recibir” Jesús: Hechos 20:30
Con
el fácil acceso a la información por medio de internet es común encontrar a todo
tipo de “expertos” dentro de las redes sociales (#TheGoogleEffect, de tarea),
en particular hablamos sobre lo mal que está la economía mundial refiriéndonos a la crisis, la devaluación de
las monedas, la inflación llevándonos la delantera, la conspiración detrás de
la captura de #ELChapo, pero ¿qué es lo
que entendemos por economía?. En una simplificación
para tratar de explicar el concepto de alguna manera, la economía es, por razón
de ser, quién procura satisfacer las necesidades del ser humano y es esta (en
mi humilde opinión) la clave.
La economía procura satisfacer las
necesidades humanas, y no así, las comodidades
“No siempre obtienes lo que quieres” – Dr. House: Ch 1, S1 citando
al filósofo Jagger
No, no siempre obtienes lo que
quieres, pero al esforzarnos podemos conseguir lo que necesitamos. Una economía
fundada en este principio eventualmente podría llegar a conseguir satisfacer
las comodidades humanas, pero no antes. Y yo, sueño con ese día (o noche, quizá
llegue de noche), pero nunca ha sido el trabajo de un solo hombre.
M. Alan Valdivia G.
@valdiviagm
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